Editorial Ukamau: “Fortalecer Apruebo Dignidad y en su interior un ala popular, de izquierda y en la calle.” Miércoles 21 de Julio

Este domingo 18 más de tres millones participaron en las primarias presidenciales, la mayoría (56,6%) lo hizo para elegir al candidato presidencial de Apruebo Dignidad. La derecha tuvo una votación menor (43,3% del total) y la ex Concertación estuvo ausente de este proceso. 

Gabriel Boric obtuvo 1.058.389 votos (60,4%) Daniel Jadue, en tanto, logró 693.370 (39,5%), es decir 365.019 votos de diferencia. Cantidad que ningún partido de derecha o concertacionista pudo mover en favor de Gabriel, por lo que descartamos que el resultado se explique por dicha razón. Probablemente las causas estén más en el temor de sectores de la sociedad a las caricaturas de un “gobierno comunista”, los errores comunicacionales propios, los aciertos de los adversarios y la abierta contra campaña de los medios de comunicación al servicio de los dueños del poder y la riqueza. 

Sichel, el candidato electo en la derecha, obtuvo 659.833 votos, es decir, menos que Jadue. De esta forma, la alta participación electoral favoreció con claridad a Apruebo Dignidad, alianza política anti neoliberal.

Este triunfo electoral de Apruebo Dignidad significó, sin embargo, para nosotros y para toda “el ala de izquierda y popular” de la alianza una derrota política. La primera lección que podemos sacar de este revés es que sigue pendiente para las posibilidades de una transformación estructural una mayor participación política –electoral y no electoral– de los sectores populares y avances mayores en la disputa por los sentidos comunes.

Nuestra apuesta es que Apruebo Dignidad (coalición de la que somos parte) alcance el gobierno en noviembre, por lo tanto, abordar estas debilidades es asunto prioritario que debe convocarnos con urgencia, sin pueblo empoderado no existe transformación posible. Las posibilidades de transformación económicas y sociales se ven limitadas, entre otras cosas, por el control que tiene la derecha de los medios de comunicación de masas, desde donde levanta campañas del terror sin contrapeso real. El fortalecimiento del pluralismo “periodístico” -que tanto se defendió en esta campaña- se deberá ratificar dando voz masiva (radio, televisión y prensa escrita) a los sectores sociales y políticos transformadores.

La pregunta que nos deja este proceso es: ¿Terminó el estallido o revuelta popular con el resultado de esta elección? Boric ganó con un discurso de amplitud y dialogo dando señales de tranquilidad al empresariado, diferente, hasta contrapuestos en algún sentido, a las claves de octubre de 2019 y 2020, sin embargo, sería exagerado pensar en una restauración definitiva de la institucionalidad neoliberal: la disputa sigue abierta.

La ex Concertación apostaba al triunfo de Lavin y Jadue -como indicaban las encuestas que nuevamente fallaron- para levantar su candidatura (Provoste) por el centro entre ambos. Pero, ganó el piñerismo sin Piñera, expresado en Sichel, sostenido en un discurso de centro-derecha, y, Gabriel Boric, con un discurso de centro-izquierda. Esto redujo el espacio electoral al conglomerado DC-PPD-PR-PS.

En este nuevo escenario se hace fundamental fortalecer la opción de un gobierno de Apruebo Dignidad que frene la restauración vía Concertación (Provoste) o derecha (Sichel), y permita la institucionalización de sectores populares y de izquierda, a la vez, que entregue garantías al proceso constituyente. No son tiempos para una acción política de retórica radical, pero sin pueblo.

Si bien los programas presidenciales de Jadue y Boric eran similares, los énfasis y las disposiciones a implementarlos son distintas. La única garantía de que el proceso de transformación siga avanzando es la constitución política del pueblo, mayorías trabajadoras y populares en lucha para empujar los cambios de fondo.

El estallido social no encontró un canal de conducción política capaz de encausarlo en una perspectiva transformadora y refundacional. Un aprendizaje de “los octubres” de comienzo del siglo XXI (2019, 2020) debe ser la necesidad de la construcción de la organización política del pueblo, partido que tiene que ser muy diferente a los existentes.

Por ahora, insistir en empujar las transformaciones desde la Convención Constitucional, un gobierno de Apruebo Dignidad, y, fundamentalmente, desde los territorios, las calles, es decir, los movimientos sociales. 

Editorial Ukamau
Miércoles 21 de Julio 2021

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