Editorial Ukamau: “De la patria de la desigualdad a la república con pueblo” – Lunes 13 de Septiembre 2021

Este 18 de septiembre se celebran las “fiestas patrias”, más precisamente, el inicio del proceso de independencia en Chile (1810). Nuestra república nació dividida entre dueños de la tierra y campesinos, terratenientes y peones e inquilinos. Si bien, con los años la sociedad se fue haciendo más compleja y moderna, la división entre los arriba y los abajo continuó. En la elite se integraron banqueros, comerciantes e industriales y en el pueblo nacieron las clases trabajadoras de ingresos medios y bajos. En la parte baja de la sociedad, excluidos políticamente, se han mantenido “los pobres del campo y la ciudad”.

En el primer centenario de la república, en septiembre de 1910, Luis Emilio Recabarren daba cuenta de esta realidad señalando, lo siguiente: “La clase rica… compra en sus grandes almacenes los frutos escogidos de la producción mundial. El monopolio de la producción en sus propias manos y la posesión de la riqueza le garantiza este privilegio. La clase pobre no puede gozar de estos privilegios. Ella es la escogida como única víctima de la voracidad inmoral de la clase comercial”.          

Para el bicentenario (2010), el 10% más rico ganaba 27 veces más que el 10% más pobre en Chile. Esta brecha aumenta exponencialmente si se compara el ingreso de los súper ricos con la población pobre o promedio del país. Veamos algunos datos de la actualidad: 260 empresarios son consideradas “súper ricos” porque tienen un patrimonio superior a $150.000 millones de dólares, entre ellos están Luksic, Ponce Lerou, Piñera, Angelini y Saieh. Dinero con el que se podría construir 840 hospitales. Mientras que la mayor parte de los trabajadores recibe salarios inferiores a $420.000 pesos. Ingresos insuficientes para costear la vida, principalmente ahora que la inflación ha encarecido los combustibles, los alimentos, la vivienda, el gas y otros productos básicos. 

De esta forma, Chile puede ser considerada una patria de la desigualdad. Un país donde coexisten dos mundos opuestos: el de los privilegiados y el de las personas que viven de su trabajo. Un ejemplo de esta desigual distribución del poder quedó en evidencia estos días cuando la empresa Carozzi retiró sus pagos por publicidad al canal de televisión abierta La Red por transmitir el documental La Batalla de Chile, es decir, usando los dineros de los trabajadores (apropiados forzosamente vía AFP) un empresario puede definir el contenido de los medios de comunicación abiertos.

La primera independencia (1810) nos emancipó del dominio español, pero no de los dueños del poder y la riqueza local. Sigue pendiente la segunda independencia, aquella que rompa las cadenas de la injusticia material, de los abusos económicos y sociales.

El proceso constituyente es una oportunidad para avanzar en dicha dirección. La nueva Carta Magna debe garantizar derechos sociales y establecer un Estado de justicia social, de forma que dicha desigualdad económica se pueda comenzar a eliminar. Para ello, la participación del pueblo en las grandes decisiones políticas es fundamental.

Esta politización de la sociedad debe tener como punto de partida el sentido común, las creencias de las personas, las condiciones materiales de vida, y no ideales predefinidos. El discurso y práctica de transformación debe hacer sentido a las grandes mayorías, y para ello debemos sintonizar con sus temores, esperanzas, experiencias, saberes y problemas. En definitiva, para que Chile sea al fin una república con pueblo debemos reconectar al pueblo con la política.

Editorial Ukamau
Lunes 13 de Septiembre a Domingo 19 de Septiembre

Related Posts