No es tiempo de celebrar ni de llorar, es tiempo de reconectar la política en la sociedad

por Administrador(a)

El Estallido social, con sus dimensiones espontaneas (18 de octubre de 2019), auto convocadas (25
de octubre de 2019) y organizadas (12 a 14 de noviembre de 2019), interpeló al sistema político en
su conjunto. El acuerdo “por la paz y nueva constitución” (15 de noviembre de 2019), abrió la
posibilidad de disputar el orden constitucional, a través de un proceso constituyente de poder
derivado, es decir, por la vía institucional y no revolucionaria. La agenda corta o la respuesta a las
demandas económicas inmediatas se postergó indefinidamente.


Sin embargo, la crisis sanitaria-económica (2020-2021) y el aumento de la criminalidad (2021-2023)
ha golpeado fuertemente a la sociedad, es decir, a los sentidos comunes mayoritarios. La crisis de
legitimidad institucional, originalmente (2019-2021) orientada por las fuerzas progresistas y de
izquierda, había tomado (2022-2023) un signo restaurador del orden neoliberal hasta hoy.
El triunfo de la opción “en contra” significa un límite, un techo, un freno al avance de la restauración
autoritaria encarnada en la propuesta constitucional republicana y la opción presidencial de Kast.
Es, por tanto, también, un nuevo punto de partida para nuestra opción política.


Este nuevo aire para el progresismo y la izquierda debe ser asumido con autocritica y ponderación.
Nuestro mayor error ha sido subestimar la importancia de contar con partidos políticos insertos en
la sociedad con ideologías y estrategias fuertes. Situación que de debemos corregir. Por otro lado,
no estamos ante un triunfo ni una derrota estratégica en el plano constitucional, sino más bien en
una derrota táctica que paradójicamente implica también un freno a la opción restauradora, esto
es, no son tiempos para celebrar ni para llorar. Como hemos dicho, más bien, son tiempos para
militar la política en la sociedad.


Los próximos dos años debemos hacer los máximos esfuerzos por conectar la política con el pueblo,
el programa de gobierno con la ciudadanía, la militancia con la sociedad. Para ello, la iniciativa y la
agenda política deben ser recuperadas atendiendo las urgencias de las grandes mayorías: seguridad,
salud, pensiones, educación y vivienda.


Quienes no logren superar su zona de confort y su nicho socio-cultural se condenarán a la
marginalidad política.


Se aproximan las batallas municipales, parlamentarias y regionales, momento en el que debemos
materializar esta reconexión con la sociedad, habilitada por este traspié de la ultra derecha. Como
Ukamau reafirmamos nuestro compromiso militante y disciplinado, estaremos ahí –donde sea
necesario y nos toque- defendiendo los intereses del pueblo.

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