A propósito de las elecciones, es común escuchar estos días de compañeros de trabajo o vecinas la expresión: “no me interesa, yo igual tengo que ir a trabajar el lunes”, que quiere decir que no importa quién gane las elecciones porque las cuestiones importantes de la vida, como el trabajo, no se ven afectadas por los resultados electorales. Pero, esto no es real. Por ejemplo, para 2026 el gobierno de Chile dispondrá de un presupuesto de poco más de 86 billones de pesos ($86.256.836.000.000) para financiar el funcionamiento del país, es decir, para costear seguridad, defensa, salud, educación, vivienda, obras públicas, emergencias y todo lo que se requiera. Quien gane las elecciones tendrá el poder de administrar estos recursos y definir ¿en qué se gasta más y en qué menos? Y ¿cómo se gasta dicho presupuesto: subsidiando a la empresa privada o fortaleciendo los sistemas públicos? En concreto, entre muchas cosas, el o la próxima presidenta del país podrá definir la cantidad y calidad de los hospitales y viviendas que se construirán entre 2026 y 2030.
En este marco de discusión pública, Kast se atrevió a señalar que de ser electo reducirá el gasto público en 6 mil millones de dólares el primer año, es decir, no utilizará cerca del 6% del presupuesto. De inmediato surgió la duda ¿en qué ámbito reducirá el gasto? Los economistas concuerdan en señalan que es imposible reducir esa magnitud de gasto sin afectar programas sociales como la PGU (mejora en las pensiones), copago cero en salud pública o Plan Habitacional.
Esta amenaza a los derechos y beneficios sociales podría explicar la caída en las encuestas del candidato Kast (22,2%). Cada vez menos gente dice que votará por él, en cambio, Jeannette Jara sube a 37,3%, ubicándose en el primer lugar, con altísimas probabilidades de ganar la primera vuelta y pasar a segunda.
Los medios de comunicación controlados por la derecha buscan instalar que el triunfo de la derecha en segunda vuelta es inevitable, pero esto no es cierto: primero, si Jara gana la primera vuelta con cerca del 40% de los votos estará lo suficientemente cerca del 50+1 como para ser realmente competitiva; segundo, el escenario electoral de segunda vuelta es diferente al actual, por ejemplo, buena parte de los votos de Parisi podrían irse a Jara y no Kast –como señala la prensa- como ocurrió en 2021 con Boric.
Vale decir, la “suerte no está echada”, la elección sigue abierta, y no da lo mismo quién gane. El país necesita seguridad, recuperar las pensiones, mejorar la salud, educación y vivienda, y la derecha insiste en reducir el gasto social y aumentar el poder de las policías y FFAA, del mismo modo como lo hicieron en la dictadura de Pinochet.
Como movimiento que se organiza y lucha en torno al derecho a la vivienda y ciudad entendemos que es importante para nuestros proyectos que gane un gobierno que esté a favor de aumentar los recursos para compra de terrenos y edificación de viviendas y barrios, y no de reducirlos. Cuatros años de derecha pueden ser cuatros largos años de espera por recursos para nuestros proyectos que podrían no llegar, en cambio, un gobierno de Jara significaría para Ukamau un gobierno amigo o un gobierno aliado.