Esta semana se inscribieron las listas parlamentarias. Tanto la derecha como el oficialismo se presentaron en dos listas. La ultra derecha, liderada por el Partido Republicano de Kast, se presentó en la lista “Cambio por Chile” con el objetivo de arrebatarle la conducción del sector a la derecha tradicional (UDI-RN) que, junto a EVOPOLIS y Demócratas, se presentó en la lista “Chile grande y unido” que apoya a Matthei. En el oficialismo también se presentaron dos listas, pero de tamaños muy distintos. Una lista acotada se formó solo con la Federación Regionalista Verde y Acción Humanista, mientras que una lista grande llamada “Unidad por Chile” agrupó de la DC al PC, pasando por el PS y el FA, quedando con la principal responsabilidad política ante el país para frenar el avance del autoritarismo.
El proceso de conformación de esta lista evidenció una serie de falencias en nuestro sector que urge corregir, a saber: infantilismo en dirigentes que continúan haciendo política como en la Confech, mezquindad en liderazgos poco competitivos que se dieron el gusto de estar en la papeleta a costa de la representación política del sector y pragmatismo oportunista que llevó a entregar cupos a rostros televisivos o incluso a ex militantes de derecha que una vez elegidos podrán irse a engrosar las filas del caudillismo personalista.
El desastre al que nos pueden conducir como país estas prácticas se pueden ver hoy en Bolivia o Argentina por lo que se deben corregir antes que sea demasiado tarde. Este es un asunto serio. Basta recordar que Kast está estudiando la posibilidad de gobernar vía decretos para saltarse el parlamento.
Para evitar una derrota en la presidencial y parlamentaria se debe recuperar la iniciativa. En este sentido, creemos que la agenda social es una oportunidad que se debe crear y no desaprovechar. La salud, el trabajo, las pensiones y la vivienda son anhelos y reivindicaciones sociales altamente significativas que han sido desplazadas por los temas de seguridad. Retomar esta agenda -de interés social- permitirá reconectar con la sociedad en general, y los sectores populares en particular.
El copago cero en salud pública, las 40 horas y aumento histórico del suelo mínimo, la mejora en las pensiones y las más de 200 mil viviendas de calidad entregadas vía Plan Emergencia Habitacional son evidencias de una política progresista y de izquierda que conecta con el pueblo. Es en esta “cancha” donde debemos “jugar”.
Este giro en la agenda es necesario para mejorar nuestras posibilidades de triunfo. En seguida, se requiere de mayor orden y disciplina, de más calle y territorio. No se trata de abandonar los temas de seguridad sino de superarlos con una agenda social más amplia que conecte con la sociedad en base a militancia que deje los “pies en el territorio”.
Que la urgencia de la gente sea la urgencia de la política, la agenda social es el único camino para un Chile justo
Frente al autoritarismo elitista, construyamos programa desde el pueblo