Con organización y lucha nos levantamos del golpe: Un análisis sobre la situación nacional este 11 de septiembre de 2019

por Ukamau Chile

Hoy se cumplen 46 años de aquel 11 de septiembre que partió la historia de Chile en dos, y El Mercurio publicó una inserción a página completa titulada: “El 11 de septiembre de 1973 Chile se salvó de ser como es hoy Venezuela”, y el presidente de la República Sebastián Piñera, a través de un punto de prensa en La Moneda, reafirmó esta visión invertida de la realidad señalando que la Unidad Popular había conducido al país a una crisis sin precedentes.

Ambos mensajes evidencian la interpretación que hace la elite económica y política de nuestro país. Acostumbrados a moldear la “opinión pública” a través del control absoluto de los medios de comunicación masivos, no ponen límites a sus engaños y mentiras.

Piñera pide desterrar la violencia como medio de acción política después de militarizar la región de la Araucanía (Wall Mapu), encubrir el asesinato de Catrillanca y otros mapuches, ordenar la ocupación policial del Instituto Nacional, reprimir de manera masiva y agresiva la marcha de conmemoración del golpe de Estado, proteger la movilización de grupos neonazis… en fin, después de haberse hecho del poder económico y político gracias a la dictadura de Pinochet.

El presidente pide terminar con la demagogia y el populismo como herramientas políticas olvidando que en la campaña presidencial prometió “tiempos mejores” (y no ha cumplido) y obviando que los partidos de su gobierno consiguen votos ofreciendo regalos a la ciudadanía.

La máxima autoridad política pide no caer en la irresponsabilidad y no repetir errores del pasado sin considerar que el precio que tuvimos que pagar como sociedad a cambio de sus lucrativos negocios con los capitales estadounidenses, chinos y europeos fue la tremenda vulnerabilidad actual en la que se encuentra nuestra economía con relación al mercado internacional y sus posibles crisis.

Los violentos, demagogos-populistas e irresponsables nos vienen a dar lecciones de civilidad el día en que bombardearon La Moneda e iniciaron la persecución y muerte de miles de chilenos, todas y todos compañeros nuestros que dieron la vida por un proyecto político emancipador.

Nuestra sociedad esta fracturada y dividida, efectivamente. Pero, han sido ellos, los dueños de la tierra, los medios de producción y el capital, los que la han dividido y profundamente.

En la actualidad, más de un millón de trabajadores vive con el suelo mínimo, pudiendo garantizar con ese ingreso solo su sobrevivencia física (ingresos mínimos para acceder a la alimentación que permite la vida). Según datos oficiales 8% vive en la pobreza, pero estimaciones más realistas sitúan la cifra en 29%. La mitad de los trabajadores tiene un salario menor a 400.000 pesos mensuales, cerca del 70% no supera los 550.000, y solamente 2 de cada 10 obtiene una remuneración sobre los 750.000, sin embargo, muchos de ellos tampoco alcanzan para pagar los servicios básicos que tienen un costo privado promedio cercano a 1.000.000 de pesos mensual, ya que el valor de los productos y servicios, todos privatizados, no detiene su aumento. Por ejemplo, una vivienda promedio cuesta 3.000 UF (86.000.000) volviéndose inaccesible para el 85% de la población.

El origen de la división de los chilenos está en esta desigualdad económica y política, la que es brutal. ¿Cómo se origina? Por ejemplo, las AFP entregan en promedio jubilaciones cercanas a los 300.000 pesos mensuales a trabajadores que cotizaron entre 25 y 30 años, mientras sus ganancias son escandalosas: 1.476 millones de pesos al día, es decir, 267.000 millones de pesos de ganancia solo el último trimestre.

Esta desigualdad económica se sustenta en las privatizaciones de los bienes públicos y la exclusión política de los trabajadores y del mundo popular. Ambas se instalaron en dictadura (1973-1989) y se reafirmaron en el pacto de gobernabilidad de la transición (1990-2006). En el actual momento de crisis de legitimidad política y reacomodo en el poder (2006-2019) se discute – disputa la posibilidad de un nuevo acuerdo de gobierno que puede integrar o volver a excluir al pueblo.

El desafío actual es interrumpir dicha inercia neoliberal-autoritaria. No basta con quejarse por las redes sociales o sumarse de tanto en tanto a las marchas, es necesario levantar luchas reivindicativas por nuestros derechos (laborales, habitacionales, de salud y/o educación), y articularlas en torno a un proyecto político transformador con vocación de mayorías, institucionalizado en movimientos socio-políticos y alcaldías, parlamentarios y gobiernos, convertidos en herramientas de emancipación del pueblo, como lo fue durante el gobierno de Salvador Allende.

Con la memoria intacta, recordamos y homenajeamos a los nuestros, levantando lucha por los derechos sociales y alternativa política.

Ukamau – Pueblo Libre

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