Editorial Ukamau: “Superar el modelo neoliberal desde el protagonismo de la mujer popular” – 8 de Marzo 2021

La mayoría de las veces no tenemos la posibilidad de estudiar una carrera universitaria, el trabajo que realizamos en el hogar no es reconocido ni remunerado, nuestros ingresos económicos por trabajo formal, informal o acción del Estado es el más bajo comparativamente. De hecho, tenemos una esperanza de vida 18 años menor que las mujeres nacidas en las comunas de altos ingresos.

La crisis sanitaria y económica ha profundizado esta desigualdad generada por el modelo neoliberal. En América Latina la tasa de desempleo femenino aumentó, producto de la crisis, de 10% a 12%, afectando a más de 13 millones de mujeres, es decir, se produjo un retroceso de 15 años con relación a nuestra participación en el mercado laboral. En total cerca de 25 millones de mujeres no tenemos empleo o nos encontramos al margen de la fuerza de trabajo en la región.

En Chile las cifras no son mejores. La tasa de desocupación anual promedio llegó a 10% en 2020, es decir, creció en 3,5 puntos, afectando a millones de trabajadores, principalmente mujeres del mundo popular. La cesantía femenina alcanzó el 15%, muchas fuimos despedidas de empresas dedicadas al comercio. Así, la tasa de participación laboral femenina se redujo en 7% alcanzando solo un 45% del total.

Estos números se traducen en nuestras vidas concretas en mayor precariedad y dependencia económica, base fundamental del machismo. El abuso, la agresión física o violencia simbólica, se produce en mayor medida cuando existen condiciones materiales para ello.

Transformar esta realidad requiere, por tanto, ir al fondo del asunto. La estructura o modelo económico debe ser modificado para permitir una mayor y mejor participación nuestra en el trabajo y en el producto de éste: Se debe reconocer como un trabajo remunerado nuestras labores en el hogar. Los salarios y las pensiones deben tener un piso mínimo garantizado que permita la vida con dignidad. Se debe terminar con las discriminaciones que siguen existiendo en el sistema de salud y educación. Las ciudades deben transformarse en espacios seguros y equipados, construidas con nuestra participación, donde la vida personal, social y política se pueda desarrollar plenamente, principalmente en los barrios populares.

Sabemos que estos cambios son posibles, pero no se producirán espontáneamente. Por eso, hemos mantenido la presión en las calles, la organización en los barrios y levantado proyectos a través de la candidatura de Doris González a la Convención Constitucional por el distrito 8, las candidaturas a concejalías de Victoria Herrera en Estación Central, Mical Romero en Pudahuel, Stephanie Duarte en Peñaflor y Carina Estay en Nogales, entre otras.

También sabemos que los privilegiados del modelo, el gran capital, están dispuestos a utilizar la fuerza del Estado para evitar estos cambios. El agonizante “piñerismo” inicia su retirada, esta semana comienza el último año de gobierno y se apresuran a dejar “amarrados” la mayor cantidad de negocios posibles (agenda económica).

Quienes tenemos un proyecto de gobierno democratizador para Chile, debemos estar atentos y evitar un saqueo de las arcas fiscales de última hora o una aventura militarista en la zona Mapuche. De igual forma, debemos prepararnos -desde ahora- ante una posible situación de vacío de poder en caso de producirse una gran derrota electoral de la derecha en abril o noviembre de este año.

En cualquier posible nuevo escenario, las mujeres trabajadoras y populares seremos protagonistas de los cambios, porque tenemos muy poco para perder y una vida sin miedos para ganar.

¡Nunca más sin nosotras!

Editorial Ukamau
Semana Lunes 8 a Domingo 14 de Marzo

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