Como país enfrentaremos esta semana la elección presidencial más importantes de los últimos 30 años. El próximo gobierno deberá conducir la salida a la crisis político-social y sanitario-económica. La ciudadanía deberá elegir entre la restauración del régimen neoliberal, fundado en dictadura y legitimado en la transición, o el inicio de su proceso de democratización. Incluso el destino del proceso constituyente podría estar en juego, por la gran importancia que tiene el poder Ejecutivo en Chile. Vale decir, estamos ante una elección excepcional y debemos actuar en consecuencia.
Si bien el comando de Gabriel Boric ha moderado su discurso, el programa de Apruebo Dignidad sigue expresando, aunque sea parcialmente, las reivindicaciones del pueblo. Y, en las últimas semanas el avance de la opción “neo-fascista” o de ultra derecha se ha expresado más allá de los medios de comunicación, logrando generar confusión y simpatía en sectores populares. Por esto, hacemos un llamado a no confundirse y votar este domingo por Gabriel Boric (opción 1). Votar 1 significa respaldar el mejoramiento de las condiciones laborales y de jubilación de las mayorías trabajadoras, por la vía del aumento del salario, la reducción de la jornada laboral y la mejora de las pensiones –eliminando las AFP-. Esta ampliación de derechos sociales, también expresada en salud, educación y vivienda, se financiará a través del aumento de los impuestos a los más ricos.
No se trata de buscar opciones ideales (puras o perfectas) sino de actuar con sentido de realidad, esto es, con sentido político. La deriva autoritaria es una posibilidad cierta y debemos frenarla ahora o en segunda vuelta. Un gobierno con un programa autoritario, conservador y anti popular pero legitimado por las urnas no solo hará retroceder a los partidos de centro-izquierda sino también a la reivindicación mapuche, a los movimientos sociales, a las luchas callejeras, regionales, medioambientales y reivindicativas populares, a las construcciones territoriales, de base o locales, a las mujeres, a los trabajadores, en general, al pueblo.
Sabemos que es más fácil criticar todo y no hacer nada, es más cómodo quedarse en la zona de confort en los pequeños grupos de convencidos y no ir a disputar los sentidos comunes. Pero, lo que se necesita hoy es disciplina militante, conciencia social y ciudadana, responsabilidad con el pueblo, disposición y acción política con voluntad de mayorías transformadoras.
Los ricos irán a votar por la derecha en bloque, conscientes de sus privilegios de clase. Para el resultado real de la contienda política, no basta con abstenerse, votar nulo o en blanco, o respaldar candidaturas testimoniales. Debemos hacer el esfuerzo por movilizar al pueblo a las urnas para que respalde la posibilidad de transformación abierta en el “estallido social”. No es la batalla final, pero es una muy importante porque definirá el escenario de las futuras contiendas.
Si se consideran estos avances insuficientes, se debe pensar en las condiciones en las que quedaremos tras una derrota. No veamos por televisión cómo -otra vez- los ricos siendo minoría se imponen políticamente porque nosotros dudamos o no quisimos dar la disputa electoral. Hay que ir a votar y movilizar a los cercanos y familiares, para asegurar el triunfo del programa de Apruebo Dignidad, y luego ver cómo lo transformamos en realidad con movilización social.
Editorial Ukamau
Martes 16 de Noviembre 2021
